Los seres humanos a menudo se preguntan: ¿Por qué me suceden
dificultades? ¿Por qué la vida no es siempre fácil y cómoda?
En el Islam, este mundo no es un lugar de felicidad eterna, sino
una gran prueba en la que la persona enfrenta desafíos que ponen
a prueba la profundidad de su paciencia y fe.
Allah, el Altísimo, dice:
“Los pondremos a prueba con algo de temor, hambre, pérdida de bienes materiales,
vidas y frutos, pero albricia a los pacientes. ”
(Corán 2:155, Sura Al-Baqara)
Las dificultades no son simplemente cargas; son un medio para
refinar el alma, fortalecer el espíritu y redirigir el corazón hacia
Allah.
Un creyente entiende que todo lo que sucede, sea bueno o malo,
forma parte de la sabiduría divina, un sistema preciso diseñado
para preparar el alma para la verdadera vida que está más allá de
este mundo.
Cuando alguien atraviesa una prueba, puede verla como una
desgracia, solo para darse cuenta más tarde de que fue lo que lo
hizo crecer o lo protegió de un daño mayor. Algunas dificultades
son mensajes divinos que nos invitan a reflexionar sobre el camino
que estamos siguiendo.
Pero, ¿qué pasa con la injusticia que queda impune? ¿Qué hay del
sufrimiento que parece carecer de sentido? En el Islam, la creencia
en la Otra Vida ofrece tranquilidad, porque la justicia divina no se
limita a este mundo pasajero, sino que se extiende más allá de él.
Cada alma recibirá su debida recompensa por sus luchas, ya sean
buenas o malas.
Las dificultades nos recuerdan nuestra fragilidad, nuestra
necesidad de Allah y nos enseñan paciencia y contentamiento. Una
persona solo descubre su verdadera fuerza en los momentos más
difíciles.
En lugar de preguntar: ”¿Por qué me está pasando esto?”, quizás
la pregunta más importante sea: ”¿Cómo puedo crecer a partir de
esta dificultad y salir más fuerte?”