Adán y Eva cometieron un pecado, pero su sincero arrepentimiento
fue recibido con misericordia divina. Al-lah, en Su infinita justicia,
los absolvió, enseñando a la humanidad una lección sobre la
responsabilidad y la redención. Ninguna alma hereda las
transgresiones de otra, pues cargar a alguien con los pecados del
pasado sería la máxima injusticia.
