El islam rechaza firmemente el racismo y el nacionalismo en todas sus formas.
Enseña que todos los seres humanos fueron creados a partir del mismo origen: el barro.
Esto significa que nadie tiene derecho a sentirse superior a otro.
Sin importar nuestras diferencias culturales o raciales, todos compartimos la misma esencia.
A los ojos de Allah, la verdadera superioridad no se basa en el color de la piel, la etnia o la nacionalidad, sino en la rectitud y la piedad.